20.6.06

Gilipollas

Pues sí. Este fin de semana he escapado de la ciudad. No más fiesta. No más alcohol. No más humo de tabaco. Necesitaba un cambio de aires. Romper totalmente con la vida urbana. Así que el viernes cogí un tren, rumbo a un pueblo que hace frontera con el país vecino.

Este mismo recorrido lo había hecho en invierno. Entonces todo estaba yermo, muerto. Ahora, en verano, el cambio ha sido radical, y todo es verde y frondoso. Me gusta estar en un país donde realmente hay estaciones, y no todo es monótono. Hacia el final del trayecto se subieron al tren un par de neonazis, borrachos, armando follón. Entonces bajé la cabeza y me puse a mirar por la ventanilla, disimulando. Y en ese momento entendí a todos los emigrantes de todo el mundo, y me dí cuenta de lo hipócritas e hijosdeputa que somos. Todos. Esto me hace pensar en que ayer España jugó contra Túnez, y más de uno se acordaría de las madres de los "moros" de Túnez. Pues a uno de esos me hubiera gustado cogerlos y sentarlos en el vagón de tren donde yo estaba el viernes, a ver si se atrevía también a decir en voz alta "Estos putos nazis subnormales", o algo por el estilo.

Por suerte no pasó nada, a pesar de mi cara de español, y llegué al pueblo.

Y lo mejor que me pasó allí fue el volver a encontrarme con la naturaleza. El sol brillaba con fuerza. Con mucha fuerza. Y todo era vida. Los bichitos, que antes tanto asco me daban, los recibía ahora con una sonrisa, dejaba que me subieran por la mano y que revolotearan a mi alrededor. Todo era vida. Las flores, los arbustos, los árboles. Mis ojos se llenaban de vivos colores, mi nariz olía las mil flores que allí había a la vez (junto a alguna cagada de vaca). Todo era tan intenso que atontaba, hacía daño a la vista.

Y es en momentos como ése cuando me doy cuenta de lo gilipollas que somos todos, y de cómo nos gusta complicarnos la vida. Con lo simple que es todo. Joder.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Entiendo perfectamente lo que cuentas. Desde que vivo en Alemania miro con otros ojos a los inmigrantes.

sinuitt dijo...

A mi también me han empezado a gustar hasta los bichos, pero creo que se debe a lo jodidamente largos que son los inviernos por aquí, cuando por fin ves algo vivo te sientes como si te hubieras reencontrado con tu hermano perdido en la guerra...